Queridos graduandos
¡Me siento muy honrado de haber
sido su profesor de grupo!
Todo padre quiere ver volar a sus hijos, pero no deja de ponerse triste cuando esto ocurre.
Déjenme decirles que no solo
ustedes han aprendido de mí, sino yo de ustedes; a través de sus preguntas y
aportes no solo me dejaron enseñanzas académicas, sino me han hecho una mejor
persona. Eso es invaluable y les estoy eternamente agradecido.
Me siento orgulloso de la
evolución que tuvieron con el transcurrir del año escolar, cada día más
independientes, responsables y seguros de sí mismos.
Dejaron para la posteridad
su aporte para el desarrollo deportivo, en especial de los más pequeños, el
fortalecimiento del plan lector y la puesta en escena de las obras de teatro –
con la colaboración invaluable del profesor Carlos D’Andreis -
Lo que viene de ahora en
adelante es un nuevo mundo ante ustedes. No solo les toca estudiar en un nivel
superior o conseguir un trabajo, sino que entrarán a una etapa que coincide con
la mayoría de edad y su inicio como jóvenes adultos.
Les tocara asumir más
responsabilidades y ser consecuentes en lo que hagan.
¿Mi mayor consejo? Sigan
adelante y cuando quieran rendirse, tómense un tiempo para ver todo lo que han
avanzado en su vida. Verán que el camino estuvo lleno de obstáculos para llegar
a donde están ahora.
Sé que el futuro es
incierto, pero también sé que les esperan grandes cosas. No olviden de todas
las enseñanzas que han tenido de sus profesores, pero no me refiero a los
conocimientos, sino aquellas enseñanzas que le ayudaron y les ayudarán a ser
mejores personas en la vida.
Nunca dejen de luchar por lo
que más quieren. Hasta que nos volvamos a encontrar, mis queridos alumnos
¡Muchas gracias!
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